Una patente protege la inversión en I+D+i, pero si está mal redactada no vale nada. Una buena patente, en un mercado tecnológico en crecimiento, con novedad comprobada, bien redactada y cumpliendo con todos los requisitos de concesión, es un valioso activo que se puede aprovechar estratégicamente de muchas maneras, todas ellas generando valor futuro.
“A tendency for copying costs to increase reduces followers growth rates and thereby generates a pattern of conditional convergence. Poorly defined intellectual property rights imply that leaders have insufficient incentive to invent and followers have excessive incentive to copy”.
(Barrow Robert J.; Sala-i-Martín, Xavier, “Economic Growth”, MIT Press, Cambridge, Mass., USA, 2004, ISBN 0-262-02553-1).
A su vez, hay una constante histórica que muestra una correlación directa, en muchos sectores industriales, entre el volumen de patentes generadas por las empresas locales y el desarrollo económico. Esta constatación se refuerza con múltiples análisis rigurosos y estudios académicos sobre los factores que influyen en la innovación.
Las patentes son reconocidas globalmente como un incentivo muy eficaz para estimular la innovación tecnológica, la competitividad empresarial y el desarrollo de un país:
El European Innovation Scoreboard (EIS), que publica anualmente la Comisión Europea, calcula y actualiza la brecha entre el nivel de innovación (medido en el Scoreboard of Innovation Index, SII) de Estados Unidos, Japón y la UE.
En el estudio de 2006, el SII de Japón y EE. UU. se sitúa alrededor de 0,7, mientras que el de la UE-15 está en 0,4, es decir, Estados Unidos y Japón tienen un 75% más de innovación que la UE.
En el análisis estadístico de varianza realizado en este EIS, que evalúa la correlación con diferentes factores, se concluye que esta brecha se explica por tres factores:
- Un 50% debido a las patentes de nacionales de los países.
- Un 26% debido a la población con formación de tercer ciclo.
- Un 11% debido a los gastos en I+D.
Por lo tanto, parece razonable concluir que las patentes explican en gran medida el nivel de innovación y, en consecuencia, el nivel de competitividad de los países. En una economía globalizada como la actual, donde las patentes son una herramienta competitiva de primer orden, las empresas catalanas no pueden eludir el desafío de innovar y generar patentes para crecer y crear riqueza.
«Las patentes explican en gran medida el nivel de innovación y, en consecuencia, el nivel de competitividad de los países«
Aunque Cataluña ha mostrado tradicionalmente un liderazgo en innovación industrial y patentes dentro de España, se encuentra en una situación deficitaria en cuanto a la generación de patentes comparada con otras economías europeas similares, como Dinamarca, Suecia o Austria. Véase la Tabla 1 a continuación:
País | Habitantes (millones) | Nº de Patentes USA últimos 5 años | Patentes USA por millón de habitantes | Exportaciones en miles de euros per cápita (2014) | Nº de solicitudes de patentes europeas anuales | Patentes europeas por millón de habitantes |
---|---|---|---|---|---|---|
CATALUÑA | 7,5 | 316 | 42,13 | 8,03 | 1.474 | 196,53 |
SUECIA | 9,8 | 5.133 | 523,78 | 12,6 | 6.563 | 1.690,10 |
DINAMARCA | 5,6 | 2.315 | 413,39 | 14,9 | 8.106 | 1.447,50 |
AUSTRIA | 8,4 | 2.294 | 273,11 | 5,97 | 10.955 | 1.304,17 |
Todo indica que Cataluña genera más innovación tecnológica que el bajo volumen de patentes solicitadas por sus empresas locales. La insuficiente concienciación sobre la importancia de las patentes responde a razones socioculturales (escasez de referentes empresariales de éxito en la explotación de patentes, escepticismo sobre el retorno económico de las inversiones en patentes, etc.). Pero también tiene que ver con que las patentes solicitadas en nuestro país son frecuentemente de baja calidad (aunque puedan incorporar una valiosa innovación, están formuladas de manera deficiente), lo que resulta en su ineficiencia y en un descrédito general del sistema de patentes.
La patente es un medio para impedir que competidores utilicen de forma fraudulenta la tecnología patentada (o el servicio patentado) sin el permiso del titular del derecho de exclusividad. El permiso de derecho legal que genera la patente fomenta la innovación y premia al inventor con la exclusividad sobre su invención o innovación durante 20 años. Esto otorga la capacidad de colaborar de manera constructiva con otras empresas y da pleno sentido al concepto de innovación abierta. Las leyes de patentes de prácticamente todos los estados del mundo otorgan el derecho a demandar a quienes infringen la innovación patentada y a solicitar compensaciones por daños y perjuicios, entre otras medidas. Por lo tanto, la patente es una herramienta competitiva de primer orden para las empresas y un motor de desarrollo para las naciones.
El derecho debe ser ejercido ante un tribunal de justicia, por lo que una patente no es útil si no proporciona esta capacidad. Además, es necesario que la patente sea entendible para un juez y, en muchos países, para un jurado, lo cual es un aspecto fundamental dada la vocación de la industria catalana por la internacionalización.
En consecuencia, no basta con que una invención sea patentable y otorgable, o incluso que sea concedida, sino que la patente debe tener una calidad suficiente para:
- Poder “detener” a los copiadores.
- Ser entendida por un tribunal, juez y/o jurado.
- Ser difícil de eludir, lo que se logra con una correcta redacción de las reivindicaciones.
- Alcanzar un ámbito de reivindicaciones lo más amplio posible.
- Ofrecer claridad y suficiencia en la explicación para que pueda ser puesta en práctica por un experto en la materia.
«Estrictamente, el término “patente” se refiere a la obligación del inventor de dar a conocer la invención, más que al derecho de exclusión, y por tanto, de monopolio legal.»
De hecho, una patente concedida puede tener un valor económico o competitivo muy reducido, ya que el contenido de sus reivindicaciones puede ser muy limitado, lo que hace que la patente sea fácil de eludir.
La calidad de una patente se refleja en su ámbito de protección, el alcance y la inteligibilidad de sus reivindicaciones.
En resumen, una patente es de calidad y adquiere todo su valor cuando se pone a prueba, es decir, cuando es copiada y esa copia puede ser demostrada. En los mercados de patentes, si una patente va acompañada de pruebas de uso (EoU, o “Evidence of Use”), su precio puede multiplicarse por 10. Y si ya ha ganado un juicio por infracción de patente, el precio puede multiplicarse por un factor de 100.
Durante el año 2020 se celebraron más de 5.000 litigios en EE. UU., con más de 4.670 millones de dólares en indemnizaciones, a pesar de que el 97% de los casos no llegan a juicio y se resuelven antes.
Por lo tanto, en un país como Cataluña, las administraciones públicas deberían promover esta calidad, a través de diferentes incentivos, tácticas y sistemas de promoción.